Educación musical para la paz

Vivimos en un mundo cada vez más convulso donde las noticias sobre conflictos entre personas, pueblos o regiones son el pan de cada día en los noticieros y redes sociales. Historias de personas desplazadas por la guerra o migraciones de pueblos que buscan mejores condiciones de vida para sí mismos y sus descendientes, son tan comunes que hasta parece que hemos perdido la sensibilidad ante ellas.

Probablemente ya se estén preguntando “¿y qué tiene que ver la música con todo esto?”. No se preocupen, yo misma me he hecho esa pregunta una y otra vez, cuando desde la comodidad de mi situación me cuestiono si una maestra de música puede contribuir con un granito de arena a mejorar este tipo de situaciones.

Para contarles un poco acerca de lo que considero puede hacer la educación musical por la paz, quisiera empezar con un agradecimiento. Y es que al agradecer tenemos un panorama más claro de la abundancia que nos rodea, abundancia que no necesariamente tiene que ver con dinero o bienes materiales.

Mi agradecimiento es con Dios y con la vida por ponerme en contacto con personas y lugares que me han enseñado tanto y que su ejemplo ha calado profundamente en mi corazón. A mediados del año 2014 tuve la bendición de ingresar en una institución cuyo pilar fundamental es la paz, y pude ser testigo de cómo todas sus acciones y enseñanzas están enfocadas en fomentar una cultura de paz entre los estudiantes y la comunidad educativa en general. Los años que trabajé en Paz Montessori, no solo me permitieron crecer como maestra de música, sino también como un agente activo en pro de la paz en todos los ambientes en que me desenvuelvo.

Pero, ¿qué es la paz? ¿cómo podemos describir tan anhelado deseo por muchos en este mundo? ¿existe una paz absoluta? ¿somos capaces de llegar a ella? son muchas preguntas y el fin de este blog no es contestarlas, sino tomar conciencia del rol tan importante que puede tener la educación musical en la construcción de una sociedad más pacífica.

Los seres humanos somos diversos y en virtud de esa característica nos agrupamos según nuestras creencias, tradiciones, costumbres, gustos y preferencias. Sin embargo, en virtud de esas diferencias a menudo también surgen conflictos entre personas o grupos de ellas que tienen diferencia de criterio con respecto a un tema en específico. Los conflictos por sí solos no representan mayor problema, pero es cuando cada parte intenta imponerse arbitrariamente para que su parecer prevalezca sobre los demás cuando la paz está más lejos que nunca.

Por lo anterior, a mi parecer la paz no es la ausencia de conflictos, sino la capacidad de resolverlos sin tener que recurrir a la imposición arbitraria y la violencia. No podemos pretender que de un momento a otro no se produzcan más conflictos, cuando incluso en todas las relaciones interpersonales que tenemos se pueden presentar diferencias de criterio que requieren resolverse o al menos dialogar.

Volviendo al tema de la educación musical, ¿qué puede hacer esta para procurar una sociedad más pacífica? A pesar de que mi formación universitaria fue en la música, siempre he sido muy clara en que no pretendo que mis estudiantes se conviertan en músicos profesionales, pero sí que a través de la música pueden vivir experiencias que les ayuden a ser felices y mejores seres humanos. La música nos enseña muchas cosas y si logramos aplicarlas en nuestro diario vivir es posible que nos ayude a lograr ambientes más pacíficos.

La música nos enseña que somos diferentes…

El tema de la diversidad está tan presente en la música que es posible abordarlo desde muchas perspectivas. La música, como expresión artística, es por sí misma diversa y eso lo podemos ver en los múltiples tipos de música que es posible encontrar alrededor del mundo. Sin irnos fuera de nuestras fronteras podemos ver como la música de la costa caribeña es tan diferente de la música de la costa del Pacífico, y ambas forman parte del acervo musical costarricense. Ninguna es mejor que otra, tan solo son diferentes.

Aprendemos que somos diferentes cuando estudiamos los instrumentos musicales y vemos que las características de cada uno le permiten tener un timbre único y especial. En una composición orquestal ningún instrumento sobra. Para la persona que ha compuesto esta obra, todos y cada uno de los instrumentos son necesarios para lograr un resultado musical determinado y eso precisamente es lo que debemos entender para lograr una mejor convivencia: todas las personas somos diferentes y eso nos permite tener un rol único en la sociedad.

La música nos enseña a escuchar…

Para lograr experiencias placenteras con la música es necesario escuchar. Escuchar no es solamente percibir sonidos con nuestros oídos, sino que va más allá porque requiere de un proceso consciente por el cual nuestra atención se dirige hacia lo que escuchamos y le damos significado.

Al escuchar música desarrollamos la habilidad de prestar atención a lo que otras personas nos comunican y eso nos permite entender el mensaje y tomar una postura al respecto, ya sea para identificarnos o bien para reconocer disensos.

La capacidad de escuchar es realmente importante cuando se busca resolver algún conflicto, ya que no es posible llegar a acuerdos si las partes no logran escucharse y entenderse entre sí. Niños y niñas que saben escuchar nos darán como resultado adultos capaces de resolver conflictos sobre la base del diálogo.

La música nos enseña a comunicarnos…

La música como forma de expresión nos da la oportunidad de transmitir mensajes de forma ordenada y creativa. En este sentido, la educación musical tiene mucho que dar ya que al potenciar la creatividad en las personas, éstas tienen más herramientas que les facilitarán sus procesos de comunicación

El poder transmitir ideas de forma clara nos brinda la oportunidad no solo de resolver conflictos pacíficamente, sino de evitarlos. En varias ocasiones he escuchado que la mayoría de conflictos se originan por problemas de comunicación, y qué mejor forma de anticiparse a ellos que con la habilidad de ser buenos comunicadores.

La música nos enseña a respetar…

Para tratar el tema del respeto me gusta mucho hacer alusión al rol que tiene cada instrumentista en una orquesta. Si todas las personas que tocan en una orquesta lo hacen sin respetar las indicaciones de la partitura o del director o directora de la orquesta, es muy probable que no sean capaces de ejecutar como ensamble una pieza musical.

Al leer música y tocar en un ensamble tenemos la responsabilidad de respetar ritmos, silencios, matices y otros símbolos que nos indique la partitura. Pero también tenemos la responsabilidad de respetar a las otras personas que forman parte del ensamble, así como tenemos el derecho a ser respetados. En nuestro diario vivir es necesario que respetemos tanto la dignidad e integridad de las otras personas, como las normas que rigen la sociedad en la que vivimos.

Si a partir de nuestras clases de música logramos sembrar en nuestros estudiantes la semilla para que sean personas que reconocen que todos somos diferentes, que saben escuchar, que son buenos comunicadores y que también saben respetar, estaremos poniendo nuestro granito de arena para lograr un mundo más pacífico.


Melissa Valverde Umaña